Enfrentando un panorama incierto: la antifragilidad como ancla estabilizadora de la empresa

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Frente a los acontecimientos políticos que se han suscitado en el país los últimos días, emociones como el temor, la ansiedad y la incertidumbre, han calado hondo en el empresario ecuatoriano. ¿Qué pasará con el sector privado?, ¿es realista pensar en un crecimiento dentro de nuestras fronteras?, ¿llegó el tiempo de evaluar otros territorios?, o pensamientos como ¿tendré que empezar de cero?, son muchas de las preguntas que surgen en este momento. Pero ¿cuál es el enfoque correcto ante una situación como la que nos aqueja?

 

Lo primero que debemos hacer es pensar en nuestra visión como si se tratase de un telescopio y preguntarnos a qué le estamos apuntando; qué tenemos dentro de nuestro plano y qué debemos dejar fuera de la imagen. El punto de mira debe estar puesto en la solución en lugar del problema, procurando siempre alcanzar y mantener la “antifragilidad”, que se entiende como el concepto de pasar de la supervivencia a la prosperidad en medio de un problema o crisis.

 

Para lograrlo, es necesario poner en práctica los siguientes puntos:

1. Separar la actividad política de la actividad empresarial: Lo que está pasando puede convertirse en un elemento distractor, por lo tanto, es importarte internalizarlo para que no sea el caso de tu organización. Toca “sacudirse el polvo” y volver al ruedo.

2. Mantener al equipo enfocado en el objetivo estratégico y por consecuencia en sus planes de acción: Es imperativo encender los focos para poder visualizar el camino -no solo inmediato-, sino el que tenemos un poco más lejos. Hacer planes que estén preparados para soportar problemas a mediano y largo plazo es elemental.

3. Enfocar los órganos de gobernanza hacia la eficiencia: La época de las reuniones usuales donde se hablaba siempre lo mismo y donde se proponían las mismas ideas, quedó en el pasado. Es hora de pensar disruptivamente, discutiendo el mediano y largo plazo. Identificar qué puedes hacer desde tu terreno, y aceptar cuáles son esas cosas que están fuera de tu alcance, es clave.

4. Aprovechar los espacios vacíos que la competencia va dejando: Un hueco puede ser simplemente un espacio vacío, o pueden ser unos metros más que sumes a tu parcela. La diferencia dependerá de ti.

 

Como bien dijo Xavier Marcet: “Aprendimos que en la vida puedes dar resultados o excusas, pero solo dejan huella los que dieron resultados. Instalarnos en las excusas es el preámbulo de la queja, y hacer de la queja nuestro hilo conductor es la antesala de la toxicidad. Aprendimos que, a veces, hay que ganar inapelablemente”.

 

¡Aprendamos!

 

Enrique Luis Beltrán

Presidente EBM & ASOCIADOS